Andarás allí,
con un tabi y un calcetín de deporte,
konichiwa y os echo de menos.
Beberás el mejor té aunque la despedida sea amarga
y te envidiaré hasta la saciedad cuando los sakura
te saluden por la ventana.
¿Quién dijo miedo?
Nosotras, tantísimas veces.
Pero la indiferencia es una de las mayores heridas
y si dejamos de nombrarlo
habitará chiquito, nos mirará de reojo
atento y receloso
por si le ganamos la batalla.
Andarás con él, pero andarás.
Andarás lejos y los abrazos virtuales
no tendrán el mismo sabor de boca
ni los besos de un generalizado emoticono
sonarán a pedorretas
o te abrasaran las mejillas,
pero nos pensaremos,
le daremos el protagonismo a los recuerdos
y a la bella y jodida nostalgia,
porque la distancia, ahora sí, acechará sin más.
Andaremos, tú allí y yo aquí, pero andaremos
y
nos volveremos a encontrar.
Per l'Ainhoa.
T'estimo!
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